Compra de Louisiana a Francia, resumen, Jefferson, EEUU, cuando; Estados Unidos
Compra de Louisiana a Francia, resumen, Jefferson, EEUU, cuando, cuanto; Estados Unidos.
La compra de Louisiana fue un acuerdo de 1803 por medio del cual Francia transfiere a los Estados Unidos un vasto territorio en América del Norte, en el marco de su imperio conocido como Louisiana, cerca de 530 millones de hectáreas situadas entre los ríos Mississippi y Missouri. Los Estados Unidos pagaron a Francia 15 millones de dólares, cerca de 3 centavos de dólar por acre. Es de destacar que las tierras transferidas en Luisiana, comprenden casi una cuarta parte del territorio de los actuales Estados Unidos.
Cuando Thomas Jefferson se alzó como presidente norteamericano en 1801, el territorio de Louisiana esta vagamente definido, pero destacaba claramente, ciudades portuarias como Nueva Orleans. Como dato histórico mediático, diremos que si bien el territorio había pertenecido a Francia, para el año de 1763 lo habían cedido a España; luego, con durante el mandato de Napoleón Bonaparte, las tierras de Louisiana regresaron de nuevo a Francia, para alarma de Jefferson que veía a una gran colonia francesa controlar la desembocadura del río Mississippi, poniendo en peligro la navegación y el comercio norteamericano, lo mismo que su posible expansión hacia el oeste. Efectivamente, funcionarios franceses impedían el almacenamiento y tránsito de mercancías de los Estados Unidos en Nueva Orleans. No olvidemos que para hacer llegar hasta el Atlántico sus mercancías, los comerciantes y agricultores que habitaban los valles de los ríos Tennesse y Ohio lo hacían por el Mississippi. Dentro de la opinión pública se oían voces que pedían se tomaran a Nueva Orleans por la fuerza. Thomas Jefferson, para evitar un conflicto, envía entonces, inicialmente a su representante, Robert Livingston y, posteriormente a James Monroe, a París, para que se les permitiera a los Estados Unidos transitar su comercio y barcos por Nueva Orleans y el rio Mississippi o, en su defecto, para que propusieran comprar a los franceses dicha ciudad y el oeste de Florida, hasta por 9 millones de dólares. No era sencillo.
Napoleón había planeado crear un gran imperio en América del Norte, tomando como epicentro la colonia francesa radicada en la isla La Española (actualmente República Dominicana y Haití), pero un incidente molesto se atravesó en su camino. En la colonia azucarera de Santo Domingo, en la Española (Hispaniola), un ejército de esclavos encabezada por el negro Toussaint-Louverture (c. 1743-1803) se tomó el poder, haciendo caer en cuenta a Napoleón de lo difícil y costoso que era mantener una colonia ultramarina tan alejada geográficamente de Francia. Es en ese instante que se decide a vender el territorio llamado Louisiana.
Livingstone y Monroe no dudaron en aceptar la compra de toda esta región, pese a que la instrucción era por tan solo una sección de dicho territorio, debido sobre todo a los afanes expansionistas de sus gentes. El 30 de abril de 1803 firmaron los acuerdos de transferencia con los franceses de toda la región de Luisiana a los Estados Unidos, por la suma de 11,25 millones de dólares, asumiendo además los adquirientes, 3,75 millones de dólares más por concepto de las reclamaciones de ciudadanos estdounidenses contra Francia. Pero algo no estaba claro ni definido y eran los límites del territorio en cuestión. El tratado solo especificaba que Luisiana era la tierra que poseía Francia antes de 1763.
Además, pese a las ventajas globales para los Estados Unidos, Jefferson dudaba respecto a la constitucionalidad de dicha compra. Como si fuera poco, se encontró con una fuerte oposición a la misma. Federalistas de Nueva Inglaterra temían que añadir semejante región tan grande, inclinaría la balanza del poder político hacia el oeste y sur de los Estados Unidos. Se propone entonces una enmienda constitucional para hacerlo. Efectivamente el Congreso la aprobó. En enero de 1803 hubo una misión de reconocimiento, la llamada expedición Lewis y Clark, que duró desde 1803 y hasta 1806, emitiendo un informe científico y económico sobre el terreno que se había comprado, sirviendo de base además, para la reclamación norteamericana de ampliación de los limites del territorio de Louisiana tan al oeste como la región del río Columbia y tan al sur lejano como el oeste de Florida y Texas. Los españoles objetaron inicialmente la venta de Louisiana por parte de Francia y pleiteraron además sobre los límites de tal demarcación.
La controversia dura hasta la firma del tratado Adam- Onis ( o Transcontinental) , que fue firmado en 1819, por medio del cual los Estados Unidos se hizo a toda la Florida y una franja al sur de Alabama y Mississippi, mientras que España mantenía su reclamación por el sureste que comprendía el área de los actuales Texas, nuevo Mexico, Colorado, Utah, Arizona, Nevada y California. La adquisición de Luisiana en 1803 prácticamente duplicó la jurisdicción de los Estados Unidos. Fuera del término de Louisiana, eventualmente, surgieron los Estados de Louisiana, Arkansas, Iowa, Missouri, Nebraska, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Oklahoma y partes de Kansas, Minnesota, Colorado, Montana y Wyoming. A través de esta compra, los Estados Unidos se convirtió en una potencia continental, controlando las principales rutas de navegación del continente y, convirtiendose en propietario de una amplia gama de nuevos recursos. La combinación de estos activos de la joven nación, prometió una mayor independencia económica de Europa y sentar un precedente para la futura expansión territorial hasta el Océano Pacífico.Mientras que el costo inicial del nuevo territorio solo ascendió a 3 dólares por acre, a largo plazo los Estados Unidos hubo de pagar un alto precio. La cuestión de si se permitía o no la esclavitud en las nuevas tierras fue uno de los puntos de discordia entre los Estados del Norte y del Sur, como quedó establecido en el Compromiso de Missouri en 1820 y su eventual derogación en las leyes de Nebraska-Kansas, de 1854. Mejor dicho y diciéndolo en otras palabras, la compra de Luisiana fue una de las causas a largo plazo de la guerra civil (1861-1865).
Leer también Ley del Azúcar
Cuando Thomas Jefferson se alzó como presidente norteamericano en 1801, el territorio de Louisiana esta vagamente definido, pero destacaba claramente, ciudades portuarias como Nueva Orleans. Como dato histórico mediático, diremos que si bien el territorio había pertenecido a Francia, para el año de 1763 lo habían cedido a España; luego, con durante el mandato de Napoleón Bonaparte, las tierras de Louisiana regresaron de nuevo a Francia, para alarma de Jefferson que veía a una gran colonia francesa controlar la desembocadura del río Mississippi, poniendo en peligro la navegación y el comercio norteamericano, lo mismo que su posible expansión hacia el oeste. Efectivamente, funcionarios franceses impedían el almacenamiento y tránsito de mercancías de los Estados Unidos en Nueva Orleans. No olvidemos que para hacer llegar hasta el Atlántico sus mercancías, los comerciantes y agricultores que habitaban los valles de los ríos Tennesse y Ohio lo hacían por el Mississippi. Dentro de la opinión pública se oían voces que pedían se tomaran a Nueva Orleans por la fuerza. Thomas Jefferson, para evitar un conflicto, envía entonces, inicialmente a su representante, Robert Livingston y, posteriormente a James Monroe, a París, para que se les permitiera a los Estados Unidos transitar su comercio y barcos por Nueva Orleans y el rio Mississippi o, en su defecto, para que propusieran comprar a los franceses dicha ciudad y el oeste de Florida, hasta por 9 millones de dólares. No era sencillo.
Napoleón había planeado crear un gran imperio en América del Norte, tomando como epicentro la colonia francesa radicada en la isla La Española (actualmente República Dominicana y Haití), pero un incidente molesto se atravesó en su camino. En la colonia azucarera de Santo Domingo, en la Española (Hispaniola), un ejército de esclavos encabezada por el negro Toussaint-Louverture (c. 1743-1803) se tomó el poder, haciendo caer en cuenta a Napoleón de lo difícil y costoso que era mantener una colonia ultramarina tan alejada geográficamente de Francia. Es en ese instante que se decide a vender el territorio llamado Louisiana.
Livingstone y Monroe no dudaron en aceptar la compra de toda esta región, pese a que la instrucción era por tan solo una sección de dicho territorio, debido sobre todo a los afanes expansionistas de sus gentes. El 30 de abril de 1803 firmaron los acuerdos de transferencia con los franceses de toda la región de Luisiana a los Estados Unidos, por la suma de 11,25 millones de dólares, asumiendo además los adquirientes, 3,75 millones de dólares más por concepto de las reclamaciones de ciudadanos estdounidenses contra Francia. Pero algo no estaba claro ni definido y eran los límites del territorio en cuestión. El tratado solo especificaba que Luisiana era la tierra que poseía Francia antes de 1763.
Además, pese a las ventajas globales para los Estados Unidos, Jefferson dudaba respecto a la constitucionalidad de dicha compra. Como si fuera poco, se encontró con una fuerte oposición a la misma. Federalistas de Nueva Inglaterra temían que añadir semejante región tan grande, inclinaría la balanza del poder político hacia el oeste y sur de los Estados Unidos. Se propone entonces una enmienda constitucional para hacerlo. Efectivamente el Congreso la aprobó. En enero de 1803 hubo una misión de reconocimiento, la llamada expedición Lewis y Clark, que duró desde 1803 y hasta 1806, emitiendo un informe científico y económico sobre el terreno que se había comprado, sirviendo de base además, para la reclamación norteamericana de ampliación de los limites del territorio de Louisiana tan al oeste como la región del río Columbia y tan al sur lejano como el oeste de Florida y Texas. Los españoles objetaron inicialmente la venta de Louisiana por parte de Francia y pleiteraron además sobre los límites de tal demarcación.
La controversia dura hasta la firma del tratado Adam- Onis ( o Transcontinental) , que fue firmado en 1819, por medio del cual los Estados Unidos se hizo a toda la Florida y una franja al sur de Alabama y Mississippi, mientras que España mantenía su reclamación por el sureste que comprendía el área de los actuales Texas, nuevo Mexico, Colorado, Utah, Arizona, Nevada y California. La adquisición de Luisiana en 1803 prácticamente duplicó la jurisdicción de los Estados Unidos. Fuera del término de Louisiana, eventualmente, surgieron los Estados de Louisiana, Arkansas, Iowa, Missouri, Nebraska, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Oklahoma y partes de Kansas, Minnesota, Colorado, Montana y Wyoming. A través de esta compra, los Estados Unidos se convirtió en una potencia continental, controlando las principales rutas de navegación del continente y, convirtiendose en propietario de una amplia gama de nuevos recursos. La combinación de estos activos de la joven nación, prometió una mayor independencia económica de Europa y sentar un precedente para la futura expansión territorial hasta el Océano Pacífico.Mientras que el costo inicial del nuevo territorio solo ascendió a 3 dólares por acre, a largo plazo los Estados Unidos hubo de pagar un alto precio. La cuestión de si se permitía o no la esclavitud en las nuevas tierras fue uno de los puntos de discordia entre los Estados del Norte y del Sur, como quedó establecido en el Compromiso de Missouri en 1820 y su eventual derogación en las leyes de Nebraska-Kansas, de 1854. Mejor dicho y diciéndolo en otras palabras, la compra de Luisiana fue una de las causas a largo plazo de la guerra civil (1861-1865).
Leer también Ley del Azúcar
Comentarios
Publicar un comentario